viernes, 19 de noviembre de 2010

Un mal día sonriente.

Hoy es uno de aquellos días en los que solo levantarte piensas: hoy algo va a ir mal, y resulta que todo va mal. Acabas harta de la rutina, harta de hacer lo mismo cada día, del colegio, de las sonrisas falsas, de los malos humores.. Quiero ver sonrisas, gente alegre, contenta, quiero ver el sol brillar, no quiero estos días grises y tristes que te contagian y acabas fatal por su culpa.
Quiero que la gente mire a la cara, no quiero tantas prepotencias, quiero humildad, felicidad, comprensión, sonrisas, muchas muchas sonrisas. No creo que sea tanto pedir.
Hoy estoy de bastante mal humor, sí, entonces ¿qué derecho tengo a pedir sonrisas si soy la primera que tengo un humor de perros? Pues no sé, sólo espero ver caras felices para que me contagien la alegría con tal de que pueda contagiar yo a otras personas. Cadena de sonrisas. Creo firmamente en esta idea y otra vez más, un sentimiento negativo se ha convertido en un bonito objetivo: intentar cada día contagiar la sonrisa a alguien; porque, pensémoslo, ¿no es el mejor regalo que alguien pueda regalarte? Si. Entonces, sonría, porfavor.

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